Por: Yohanny Lorenzo
Ser padre va más allá de fecundar un óvulo; implica una responsabilidad que incluye presencia, amor, tiempo y educación. Una paternidad responsable es más que solo apoyo económico.
Yohanny Lorenzo, orientadora y comunicadora |
Crecer sin una figura paterna puede causar desafíos emocionales y psicológicos, afectando la autoestima y la percepción de las relaciones. Las cicatrices de la falta de apoyo en etapas cruciales pueden durar hasta la adultez.
Un padre ausente que regresa debe entender que su ausencia dejó un vacío irreparable. El tiempo y los momentos perdidos no pueden ser restituidos. Sin embargo, para los hijos, el regreso puede ser una oportunidad para sanar, aunque también puede reabrir heridas. Formar un vínculo desde cero requiere tiempo, paciencia y acciones concretas, no solo disculpas. La mejor manera de enmendar el error es demostrar un compromiso constante con el bienestar emocional de sus hijos, y buscar ayuda profesional si es necesario.
En conclusión, las deudas emocionales de un padre ausente no se pueden pagar en retroactivo. El amor y el tiempo perdidos son irrecuperables, pero la relación puede forjarse y fortalecerse. La reconciliación puede llevar a un vínculo más profundo y al entendimiento del poder del perdón.
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